No sé qué está teniendo esta serie, es como si la conociera
de toda mi vida, pues si, es una historia nueva en un universo antiguo.
Pero ante todo juega con la nostalgia, y lo hace de una
forma magistral, creo que no estoy dando spoilers, pero llegar al punto de
estar contando una historia durante 10 minutos, sin decir una palabra, es asombroso
y no es que tuviéramos una larga secuencia de acción, se dieron el lujo de ir
relatando todo sin una sola palabra, y el actor debe estar por encima del
promedio, siempre esta con su casco, y no se ve ni un gesto, así que nos
narraron una historia a punto de movimientos, esto apoyado por su bebe
acompañante, que básicamente movía la cabeza y ya.
Para esta parte y el resto de la historia, pues básicamente se
transmite nostalgia, era como si hubieran mini-historias dentro del capítulo,
muy al estilo de los cortos de Genndy Tartakovsky en Clone Wars, sentí ese ambiente a
cada segundo; y yo insisto con esas historias Samurai, donde el obligado héroe se
ve obligado a cuidar de un pequeño acompañante y en cierta forma criarlo, como
en Dororo o Lone Wolf and Cub, hay una escena que logra que uno se acuerde de los juegos de Atari
o el Nintendo original.
Y en una serie normal, los personajes se rotan, te cambian las escenas, así llevan la historia, pero aquí no hay problema con que nuestro mandaloriano lleve el hilo de la historia, segundo tras segundo.
Hay tantas cosas que te llegan, casi que estas estudiando y disfrutando todo al mismo tiempo, y los personajes... van dos 2 capítulos y ya estas completamente encariñado con ellos, incluso si se despiden de alguno ya te duele, lograron lo que a muchas series les cuesta temporadas enteras, y el niño, es impresionante, aún cuando la mayor parte del tiempo solo mueve la cabeza.
Solo sé que estamos frente a algo de otro nivel, tan familiar, tan nostálgica y tan nueva a la vez.